Profetas Menores (IV)

Ageo y ZacariasBiblia y vida

Padre Manuel Antonio García Salcedo Arquidiócesis de Santo Domingo

AGEO:
Los profetas llamados de la restauración tras la vuelta del destierro corresponden al año
520 AC aproximadamente. El factor común será la reconstrucción del Templo, la casa
de Dios entre los hombres. El sentido escatológico de estos escritos sagrados muy
propios de su tiempo resalta al Espíritu del Señor la esperanza, la perfección de la
conducta, la renuncia al mal personificado, la venida del Mesías, los compromisos que
implica la Alianza. En dos capítulos el profeta Ageo denuncia la situación de la fe entre
el pueblo elegido de Dios después de la desgracia del exilio babilónico y la devastación
que trajo sobre la tierra prometida. Un recomenzar desde cero. Sin viviendas, sin
recursos para la alimentación, sin institucionalidad gubernamental, la tarea fue ardua y
extenuante. Pero el pueblo se desentendió del templo destruido. Pensaron que la religión
no era una prioridad y un fundamento para la estabilidad de la nación que resurgía de
sus cenizas. Así lo describe poéticamente en el capítulo 1: «¿Es acaso para vosotros el
momento de habitar en vuestras casas artesonadas, mientras esta Casa está en ruinas?
Ahora pues, así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a vuestros caminos.»
«Habéis sembrado mucho, pero cosecha poca; habéis comido, pero sin quitar el hambre;
habéis bebido, pero sin quitar la sed; os habéis vestido, mas sin calentaros, y el jornalero
ha metido su jornal en bolsa rota. Así dice Yahveh Sebaot: Aplicad vuestro corazón a
vuestros caminos. Subid a la montaña, traed madera, reedificad la Casa, y yo la aceptaré
gustoso y me sentiré honrado, dice Yahveh. Esperabais mucho, y bien poco es lo que
hay. Y lo que metisteis en casa lo aventé yo. ¿Por qué? – oráculo de Yahveh Sebaot –
porque mi Casa está en ruinas, mientras que vosotros vais aprisa cada uno a vuestra
casa. Por eso, por culpa vuestra, los cielos han negado la lluvia y la tierra ha negado su
producto. Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre los montes sobre el trigo, el
mosto y el aceite, sobre todo lo que produce el suelo, sobre los hombres y el ganado, y
sobre todo trabajo de manos.» (4-11). Antes del destierro y la destrucción del Templo y
la monarquía, los profetas criticaron un culto fastuoso y vacío, supersticioso e
interesado. El corazón estaba lejos de lo que se ofrecía y como se actuaba en
consecuencia. Después del destierro y del Templo solo quedaban los escombros. La
empresa de la reconstrucción y la restauración en todos los ámbitos hará mucho bien al
pueblo de Dios: sacrificios, esfuerzo, trabajo, inversión, cohesión en un emprendimiento
común y nacional, redescubrir y valorar la fe de los padres y la forma de ejercer la
justicia, un nuevo modo de compromiso ante la presencia del Espíritu de Dios en medio
de ellos. «¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su primer esplendor?
Y ¿qué es lo que veis ahora? ¿No es como nada a vuestros ojos? ¡Más ahora, ten ánimo,
Zorobabel, oráculo de Yahveh; ánimo, Josué, hijo de Yehosadaq, sumo sacerdote,
ánimo, ¡pueblo todo de la tierra!, oráculo de Yahveh. ¡A la obra, que estoy yo con
vosotros – oráculo de Yahveh Sebaot – .según la palabra que pacté con vosotros a
vuestra salida de Egipto, y en medio de vosotros se mantiene mi Espíritu: no temáis! .

Pues así dice Yahveh Sebaot: Dentro de muy poco tiempo sacudiré yo los cielos y la
tierra, el mar y el suelo firme, sacudiré todas las naciones; vendrán entonces los tesoros
de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta Casa, dice Yahveh Sebaot. ¡Mía es la
plata y mío el oro! oráculo de Yahveh Sebaot. Grande será la gloria de esta Casa, la de
la segunda mayor que la de la primera, dice Yahveh Sebaot, y en este lugar daré yo paz,
oráculo de Yahveh Sebaot.» (2, 3-9).
ZACARÍAS:
El objetivo del Profeta de la Restauración es el cumplimiento de las promesas hechas
por los profetas durante la salida de Babilonia después de la liberación de Ciro el Persa
y la vuelta a la Tierra Santa. 14 capítulos conforman el libro del profeta Zacarías que
agrupa 8 visiones en un inicio que conducen al combate entre los persecutores de la fe
en el Dios de la alianza y el Rey Pastor que reina de una manera nueva, superior a la
antigua. Este combate se produce porque llegan nuevos conquistadores: los griegos.
Traen una nueva religión y administración que es contraproducente con el esfuerzo de
restauración que se había alcanzado hasta el momento. El llamado inicial es a la vuelta
al Señor de los Ejércitos, titulo antiguo utilizado en estos profetas. Todo lo ocurrido en
el pasado de cautividad fue un correctivo para que se abandonasen los malos caminos
transitados y escarmentar. Se abren las visiones para todos: en la primera se muestra la
piedad de Dios después de una seria reprensión de parte de Dios. La segunda visión
convoca al Judá disperso. Ante tal convocatoria la tercera visión es una resonancia para
aquellos que no se deciden a volver del destierro de Babilonia, nuevas generaciones, y
como resultado de esto irrumpe un cántico de alabanzas a la hija de Sión donde estará la
presencia permanente de Dios con su pueblo. La cuarta visión pide una renuncia al mal,
a Satán, responsable de dar la espalda al mismo Dios, personaje con nombre propio que
será derrotado por el Rey prometido que ya se avecina. El visionario inspirado es
acompañado en las visiones restantes por el Ángel del Señor que le muestra un futuro
esperanzador que implica el esfuerzo y sacrificio ya mencionado. La misión del profeta
es rememorar lo que los anteriores profetas anunciaron y que ha de concretizarse en
dicho presente. La nueva situación anunciada por el profeta dependerá de la religión que
se fundamenta en una paz que es fruto de la salvación que da, mueve a la comida, a la
bebida, al trabajo, a la cría del ganado y la siembra de la tierra como elementos de
cohesión para el Pueblo que les ha dado su Dios (capítulos 1-8). La segunda parte de la
obra del profeta Zacarías, redactada en un tiempo posterior, la hegemonía de Alejandro
Magno en todo el mundo de entonces arropó al Pueblo de Dios, que será liberado,
guiado y sostenido por un Pastor humilde en el que se ha de confiar, se espera de su
bondad la unión de todo el pueblo. La persecución por parte de los conquistadores es
tremenda. Cobra importancia el tema de la descendencia de David, el Rey. El escenario
esta dado. Habrá un último combate. El género apocalíptico, en auge en esta época,
destaca al descendiente de David como sufriente, traspasado, sacrificado, y a través de
este sufrimiento, similar al Siervo del Señor, el Cordero del Segundo Isaías, que en
Jerusalén, en Judá, reinara en la Casa del Señor. La Iglesia Católica ha hecho la lectura
de estos textos cumplidos en Jesucristo, sacramento vivo del altar y en su Cuerpo que es
la Iglesia para el bien de toda sociedad humana.

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